La Región de Tehuacán consta de diversas corrientes de aguas subterráneas que han sido labradas a través del tiempo procedentes de la lluvia y de los deshielos del Citlaltépetl (Pico de Orizaba).
Al pasar a través del subsuelo, las aguas disuelven carbonatos y otras sales, que dan origen a las famosas curativas aguas minerales de Tehuacán, conocidas desde épocas anteriores a la conquista.
El metabolismo normal del cuerpo produce abundantes desechos tóxicos de naturaleza ácida, lo que origina un desequilibrio ácido-base en el cuerpo que provoca malestar general, trastornos digestivos y aún, males crónicos degenerativos.
Se dice que el hecho de tomar agua carbonatada como la de Tehuacán tiende a neutralizar los radicales ácidos presentes en el cuerpo restableciendo el equilibrio químico y favoreciendo una paulatina cura a dichos problemas de salud.